Los efectos del cambio climático sobre el turismo son reales: ¿sabes cómo le está afectando?
El cambio climático indirectamente presente en nuestras decisiones. Hay tres factores clave que determinan la elección de un destino turístico: el clima, el entorno natural y la seguridad. Esta premisa se cumple especialmente en los destinos de naturaleza. Si lo piensas bien, ¿qué es lo primero en lo que te fijas si buscas un destino de playa? ¿Y si te apetece esquiar? En ambos casos, es conveniente que las condiciones climatológicas sean favorables para el tipo de viaje que estás buscando. Pero no contábamos con que la entrada en escena del calentamiento global y, por ende, del cambio climático pudiera ocasionar tal vaivén en las temperaturas y fenómenos meteorológicos de ciertos lugares, que empiecen a ser eliminados del mapa turístico.
La relación existente entre el turismo y el cambio climático es curiosa. Por una parte, el primero incide de manera importante en el segundo. Por otra parte, el segundo podría ser el responsable de la reducción del primero en ciertos rincones del mundo. El turismo es, por tanto, causante y, al mismo tiempo, afectado por el cambio climático.
Así está dañando el turismo al medio ambiente, y… ¿favoreciendo el cambio climático?
Durante un viaje, nuestro confort no le sale gratis al medio ambiente. Cada pequeño detalle suma: uso abusivo del agua, sistemas de calefacción y aire acondicionado, abastecimiento de alimentos, sistema de riego, producción de nieve artificial (en el caso de un destino de invierno), etc. Podríamos, de hecho, dividir en tres grandes categorías los tres actores causantes de la mayoría de emisiones de CO2 en el sector del turismo: alojamiento, transporte y actividades turísticas.
De acuerdo a un informe elaborado hace unos años por la Organización Mundial del Turismo (OMT) junto a otros organismos, es precisamente el transporte (y, sobre todo, el aéreo), el actor que genera mayor número de emisiones de CO2. En concreto, 1.000 millones de toneladas de CO2 al año.
No está de más recordar que el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero ya está traduciéndose en un incremento de la temperatura media anual. Los efectos son de sobra conocidos: aumento del nivel del mar, temperaturas extremas, mayor intensidad de fenómenos meteorológicos adversos como ciclones, huracanes, tormentas, tifones, maremotos…
¿En qué se traduce el cambio climático para el turismo?
Dado el estrecho vínculo que une las condiciones del clima al turismo no es aventurado asegurar que estos cambios ambientales le hacen un flaco favor. En opinión de la OMT, los más sensibles serían aquellos destinos insulares, costeros y de montaña, pues están ligados íntimamente a las actividades de naturaleza. Veamos cómo puede afectar el creciente cambio climático al turismo:
La proliferación de desastres naturales puede ocasionar que destinos tradicionalmente muy turísticos se conviertan en puntos de alto riesgo.
1. Pérdida de atractivo turístico
Hay destinos que basan su atractivo turístico en un clima benévolo. Es el caso de las playas caribeñas, asiáticas o africanas, por ejemplo. Si estos lugares comienzan a ser víctima de huracanes, tifones y demás inclemencias que impidan disfrutarlos en todo su esplendor, lamentablemente, el turismo se irá disipando. Lo mismo puede ocurrir con las estaciones de esquí, que pueden verse obligadas a producir nieve artificial a causa de inviernos más cálidos.
2. Empeorar la situación
Hay destinos que ya acarrean graves problemas de sequía. No obstante, el cambio climático podría empeorar la situación. Hoy en día, hay países con escasez de agua que, sin embargo, no escatiman en facilidades para los turistas: piscinas, duchas ilimitadas, parques acuáticos…
3. Desastres naturales
Existen ciertas correlaciones un tanto complejas en torno al cambio climático. Por ejemplo, el calentamiento global está haciendo que mucha más agua de los océanos se evapore y esta se traduzca en lluvias torrenciales en otros puntos del mundo. La proliferación de desastres naturales puede ocasionar que destinos tradicionalmente muy turísticos se conviertan en puntos de alto riesgo.
4. Reducción de la biodiversidad
El cambio climático también está relacionado con la pérdida de la biodiversidad. Por ejemplo, en Australia, los expertos prevén que, para 2030, la Barrera de Coral se habrá reducido en un 60% debido a la acidificación de los océanos, causada por la absorción de CO2. También están sufriendo el calentamiento escenarios como los glaciares o los Alpes. Las avalanchas y deslizamientos de tierra son cada vez más frecuentes, con el perjuicio para la fauna y flora de estos hábitats que ello supone.
Al final, perdemos todos: medio ambiente, turistas y economía local. Siendo conscientes del problema, estarás de acuerdo en que apostar por viajes sostenibles es el camino a seguir.
Los efectos del cambio climático sobre el turismo son reales: ¿sabes cómo le está afectando?
Hay tres factores clave que determinan la elección de un destino turístico: el clima, el entorno natural y la seguridad. Esta premisa se cumple especialmente en los destinos de naturaleza. Si lo piensas bien, ¿qué es lo primero en lo que te fijas si buscas un destino de playa? ¿Y si te apetece esquiar? En ambos casos, es conveniente que las condiciones climatológicas sean favorables para el tipo de viaje que estás buscando. Pero no contábamos con que la entrada en escena del calentamiento global y, por ende, del cambio climático pudiera ocasionar tal vaivén en las temperaturas y fenómenos meteorológicos de ciertos lugares, que empiecen a ser eliminados del mapa turístico.
La relación existente entre el turismo y el cambio climático es curiosa. Por una parte, el primero incide de manera importante en el segundo. Por otra parte, el segundo podría ser el responsable de la reducción del primero en ciertos rincones del mundo. El turismo es, por tanto, causante y, al mismo tiempo, afectado por el cambio climático.
Así está dañando el turismo al medio ambiente, y… ¿favoreciendo el cambio climático?
Durante un viaje, nuestro confort no le sale gratis al medio ambiente. Cada pequeño detalle suma: uso abusivo del agua, sistemas de calefacción y aire acondicionado, abastecimiento de alimentos, sistema de riego, producción de nieve artificial (en el caso de un destino de invierno), etc. Podríamos, de hecho, dividir en tres grandes categorías los tres actores causantes de la mayoría de emisiones de CO2 en el sector del turismo: alojamiento, transporte y actividades turísticas.
De acuerdo a un informe elaborado hace unos años por la Organización Mundial del Turismo (OMT) junto a otros organismos, es precisamente el transporte (y, sobre todo, el aéreo), el actor que genera mayor número de emisiones de CO2. En concreto, 1.000 millones de toneladas de CO2 al año.
No está de más recordar que el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero ya está traduciéndose en un incremento de la temperatura media anual. Los efectos son de sobra conocidos: aumento del nivel del mar, temperaturas extremas, mayor intensidad de fenómenos meteorológicos adversos como ciclones, huracanes, tormentas, tifones, maremotos…
¿En qué se traduce el cambio climático para el turismo?
Dado el estrecho vínculo que une las condiciones del clima al turismo no es aventurado asegurar que estos cambios ambientales le hacen un flaco favor. En opinión de la OMT, los más sensibles serían aquellos destinos insulares, costeros y de montaña, pues están ligados íntimamente a las actividades de naturaleza. Veamos cómo puede afectar el creciente cambio climático al turismo:
La proliferación de desastres naturales puede ocasionar que destinos tradicionalmente muy turísticos se conviertan en puntos de alto riesgo.
1. Pérdida de atractivo turístico
Hay destinos que basan su atractivo turístico en un clima benévolo. Es el caso de las playas caribeñas, asiáticas o africanas, por ejemplo. Si estos lugares comienzan a ser víctima de huracanes, tifones y demás inclemencias que impidan disfrutarlos en todo su esplendor, lamentablemente, el turismo se irá disipando. Lo mismo puede ocurrir con las estaciones de esquí, que pueden verse obligadas a producir nieve artificial a causa de inviernos más cálidos.
2. Empeorar la situación
Hay destinos que ya acarrean graves problemas de sequía. No obstante, el cambio climático podría empeorar la situación. Hoy en día, hay países con escasez de agua que, sin embargo, no escatiman en facilidades para los turistas: piscinas, duchas ilimitadas, parques acuáticos…
3. Desastres naturales
Existen ciertas correlaciones un tanto complejas en torno al cambio climático. Por ejemplo, el calentamiento global está haciendo que mucha más agua de los océanos se evapore y esta se traduzca en lluvias torrenciales en otros puntos del mundo. La proliferación de desastres naturales puede ocasionar que destinos tradicionalmente muy turísticos se conviertan en puntos de alto riesgo.
4. Reducción de la biodiversidad
El cambio climático también está relacionado con la pérdida de la biodiversidad. Por ejemplo, en Australia, los expertos prevén que, para 2030, la Barrera de Coral se habrá reducido en un 60% debido a la acidificación de los océanos, causada por la absorción de CO2. También están sufriendo el calentamiento escenarios como los glaciares o los Alpes. Las avalanchas y deslizamientos de tierra son cada vez más frecuentes, con el perjuicio para la fauna y flora de estos hábitats que ello supone.
Al final, perdemos todos: medio ambiente, turistas y economía local. Siendo conscientes del problema, estarás de acuerdo en que apostar por viajes sostenibles es el camino a seguir.